CUANTOS PORTAZOS

Si tengo que pensar cuantas veces se me ha cerrado alguna puerta, o cuantas veces he sido yo quien ha dado el portazo no soy capaz de contarlas….
El tiempo, la gente, la alegría y la tristeza han pasado por mi vida cientos de veces, he dado muchas vueltas, y cada una de esas vueltas estoy segura que tenía una razón de ser. Cada una de esas vueltas me ha llevado a una nueva puerta.
Y quizá por eso lo que antes para mí era un portazo, ahora simplemente es una nueva etapa en mi vida, una nueva puerta que abro despacio, con tiento y con ilusión, y que siempre intento dejar entreabierta con el miedo de que quizá el viento o alguien descuidado pueda cerrarla sin querer…

martes, 18 de octubre de 2011

CAMINO DE SANTIAGO SEPTIEMBRE 2011

DIA 1 – 09/09/2011
Lugar y hora de salida – Cercedilla – 12:00
Lugar de llegada - Segovia – 17:30
Distancia recorrida – 43,1 km
Tiempo de pedaleo – 4h. 25 min

Como al final me acosté muy tarde preparando todo el equipaje en las alforjas no he podido madrugar tanto, y en vez de coger en Atocha el tren de las 7:00 me planteo coger el de las 10:00.
A las 9:00 salgo de casa pedaleando dirección a Aluche donde cogeré el Cercanías hasta Atocha. Al llegar a la estación llega la primera dificultad, hay que bajar las escaleras y con la bici tan cargada lo más probable es que la bici se embale y se caiga y yo detrás de ella… afortunadamente un amable señor me ayuda a bajar la bici por las escaleras.
Saco el billete a Cercedilla y de nuevo hay que bajar escaleras, jo que agobio, no sé cómo hacerlo… y mientras lo pienso un decidido hombre coge mi bici y la baja a pulso por las escaleras, yo se lo agradezco enormemente.
Subo al tren, de nuevo me tienen que ayudar y voy rumbo a Atocha. Menos mal que en Atocha hay ascensores y allí puedo mover la bici sin problemas.
A las 10:00 cojo el tren rumbo a Cercedilla, es una hora y media de viaje en el que aprovecho a ir leyendo las guías que llevo y a ir memorizando los mapas… empiezo a sentir un hormigueo en el estómago, son los nervios de esta nueva aventura que me espera.
A las 11:30 llego a Cercedilla, unos amables ciclistas me ayudan a bajar y subir las escaleras de la estación. Una vez fuera me preparo para empezar a pedalear. Coloco el cuentakilómetros, me pongo el pulsómetro, me unto de protección solar y listo. A las 12:00 empiezo a pedalear hacia arriba.
En la tienda de bicis Mr. Schmid pregunto dónde me pueden sellar la credencial para certificar que empiezo el camino en Cercedilla y me indican que tengo que entrar en el pueblo y buscar el Hostal La Maya. Una vez sellada la credencial me dispongo a subir el puerto de la Fuenfría.
Empezar a pedalear cuesta arriba es duro, y más cuando la inclinación es tan grande como esa, pero poco a poco voy subiendo. El peor tramo son los 6 primeros kilómetros, luego ya se hace más llevadero.
Me paro en el punto de información para preguntar la manera de llegar a Segovia, ya la conocía pero quería quedarme tranquila de si era así. Una vez corroborado esto continúo mi ascenso.
Paro en cada fuente a rellenar mi bidón, esta vez he decidido no cargar con el Camelback, así que tengo que estar atenta para nunca quedarme sin agua.
Paro en el mirador de Vicente Aleixandre a descansar y aprovecho a sacar alguna foto, las vistas desde allí son muy bonitas. Hay un grupo de ciclistas ya mayorcitos que van con bicis eléctricas y me preguntan que dónde voy tan cargada. “A Santiago” les digo. A lo que añaden que les parece toda una proeza que lo haga yo sola y me desean mucha suerte en mi camino.
De nuevo sigo subiendo y paro en la siguiente fuente a coger agua. Ya casi estoy llegando al mirador de la Reina. Una vez en el mirador paro a descansar y hacer algunas fotos más, ya sólo queda el último repechito antes de llegar al alto de la Fuenfría.
Llego arriba a eso de las 14:40, y aprovecho para comerme mi bocadillo de mortadela. Allí unos chicos me preguntan si sé cómo bajar a Segovia, se lo explico y me dicen que ellos quieren llegar a Valladolid el domingo siguiendo el camino de Santiago. Les deseo suerte y ellos empiezan la bajada. Yo me quedo con mi bocadillo y luego aprovecho a hacerme unas fotos en el puerto, donde un amable chico me hace una junto al mojón que marca 599 km a Santiago.







Luego emprendo la bajada hacia Segovia, el primer tramo es un auténtico infierno y más si vas cargado con alforjas. Es una bajada pronunciada y muy larga llena de piedras, por lo que hay que estar muy pendiente del terreno y bajas en tensión.
En la Fuente de La Reina me encuentro de nuevo a los chicos que van a Valladolid, charlo un ratito con ellos y luego, tras rellenar el bidón con agua fresca continúo la bajada.
Ya un poco más adelante las piedras van desapareciendo hasta convertirse el camino en una pista de arena que luego más abajo, ya en Valsaín es asfaltada. En el asfalto la bajada es muy rápida y se agradece.
Algo más adelante el Camino se desvía a la izquierda abandonando el asfalto y entrando en una fuerte bajada llena de piedras y pedruscos… yo me lanzo a bajar por ella, ya no me dan tanto miedo las bajadas, pero finalmente me pego el trompazo… afortunadamente como no iba rápido no me ha pasado nada. Sólo tengo un arañazo en la pierna y el brazo y un moratón porque se me ha caído la bici encima. Después del piñazo decido continuar la bajada a pie, más vale no lesionarme el primer día!
Una vez superada esa fuerte bajada llego a la llanura desde la que se ve Segovia a lo lejos, ya no queda nada para terminar la jornada de hoy! Hago unas fotos y continúo bajando, esta vez por caminos algo más sencillos.
A las 17:30 llego a Segovia, y decido llamar a mi hermano para que venga a buscarme y así dormir en la casa del pueblo (está a 20 km) en vez de pagarme un alojamiento en Segovia. Mientras llega a recogerme aprovecho a seguir el camino de Santiago por la ciudad haciéndome fotos en el Acueducto (las fotos del acueducto me las hacen 2 japonesas muy amables a las que en inglés les pedí que me hicieran las fotos), la Catedral (un argentino se ofrece a hacerme las fotos), la iglesia de San Esteban y el Alcázar (aquí le pido a una pareja que me haga una foto), desde donde contemplo la subida a Zamarramala que me espera mañana…

Luego voy a una tiendecita cerca del acueducto a comprar pan y embutido para el bocadillo de mañana.
Cuando llega mi hermano a recogerme vamos al pueblo donde me ducho, hago la colada y me pego una buena cena con un platazo de macarrones y fruta y prontito me voy a dormir para estar descansada para el día siguiente, ha sido como estar en un albergue, pero en casa.
Ha sido un día de calor y cansancio por no haber dormido suficiente. Pero con una sensación de libertad y aventura alucinantes. Me siento feliz de hacer lo que estoy haciendo.








DÍA 2 – 10/09/2011
Lugar y hora de salida – Segovia – 09:00
Lugar de llegada - Coca – 15:45
Distancia recorrida – 59,8 km
Tiempo de pedaleo – 5h. 4 min

Tras un buen desayuno y preparar el bocadillo mi hermano me deja en el mismo punto donde me recogió y a las 9 en punto comienzo a pedalear. Hay globos aerostáticos volando por los alrededores y aprovecho a hacer unas fotos, ya que quedan preciosos con los colores del amanecer.
Comienzo la subida a Zamarramala y paro en la iglesia de la Veracruz a hacer unas fotos, allí para también una furgoneta y el conductor también hace fotos, al verme con las alforjas me pregunta si voy a hacer el Camino de Santiago y le digo que sí. Entonces me cuenta que él lo hizo hacía dos meses también en bici y me da algunos consejos y me desea mucha suerte.
Continúo camino siguiendo las indicaciones de las flechas amarillas y las de mi libro.








A la salida de Valseca hay un cruce que no está bien señalizado, yo decido continuar de frente y algo más adelante un pastor que iba con un rebaño de cientos de ovejas y tres perros me para y me dice que si voy siguiendo el camino me he equivocado de dirección, que le pasa a mucha gente en ese cruce, y muy amablemente me indica que si continúo por el camino que he tomado y luego tomo la carretera a la izquierda llego de igual manera a Los Huertos. Se lo agradezco y sigo sus indicaciones, y al poquito llego al pueblo.
El camino entre Los Huertos y Añe va por una vía férrea desmantelada, no hay traviesas pero sí todas las piedras que hacen lento e incómodo el avance. Tras dejar la vía férrea y antes de llegar a Añe se pasa por una zona de pinares, el suelo es de arena fina como la de la playa que parecen dunas. Es casi imposible avanzar pedaleando por la arena y a la tercera que la bici se me vence decido bajar y continuar andando.
Entre Nieva y Nava de la Asunción también el camino atraviesa los pinares y aquí me paro un rato a decidir si seguir las flechas amarillas por el pinar u optar por hacer el tramo por carretera. Finalmente decido ir por el pinar, hasta ahora siempre había seguido las flechas que marcan el verdadero camino y no quería perderme la esencia del mismo.
Pero en seguida me arrepiento de la decisión, este pinar es muchísimo más largo que el de Añe y tiene incluso más arena. Se me hace eterno el avance por él y además hace muchísimo calor. De cuando en cuando me paro a descansar y a sacar fotos a la arena, a los pinos desangrados de los que extraen la resina… y me doy cuenta que en estos dos días que llevo pedaleando no me he cruzado con ningún peregrino, e incluso a penas con ninguna persona…
Tras dar un rodeo bordeando una mina encuentro una carretera asfaltada y decido desviarme del camino confiando que esa carretera me lleve al mismo sitio, y así es.
Finalmente opto por seguir ya todo el día por carretera, ya que hasta Coca todo el camino discurre entre zonas de pinares que para los ciclistas son un infierno, e imagino que para los que van caminando también.
A las 15:40 llego a Coca. Siempre he querido visitar el castillo de Coca y mira… ¿quién me iba a decir a mí que lo iba a hacer en bici? Me dirijo hacia el castillo y tras hacer unas fotos decido comer en un parquecito que hay al lado y descansar un rato antes de proseguir. Cuando ya tenía todo preparado y me estaba poniendo de nuevo protector solar (hacía muuuucho calor) se me acerca un chico y me pregunta si soy peregrina y si quiero quedarme a dormir en Coca. Le digo que pensaba seguir un poco más porque aún era pronto, pero él insiste en enseñarme el hostal La Estación y el albergue de peregrinos, así que acepto y le sigo.
El hostal por dentro no lo vi, pero es un hostal normalito con restaurante. Luego me llevó al albergue que es la casa donde antiguamente se alojaban los maestros. Vamos a buscar a Charo, la hospitalera, para que me lo enseñe.
La casa está algo vieja, pero poco a poco la van mejorando. Tras verla me parece un sitio excelente para pasar la noche. Charo, que es una persona encantadora y amabilísima, me cuenta algo de la historia de Coca, me indica dónde hay un supermercado si quiero comprar algo para la cena y el desayuno, y me dice que puedo dormir donde quiera porque lo más seguro es que no vengan más peregrinos.
Una vez sola, me ducho, hago la colada limpio la bici y voy a comprar al supermercado algo para cenar y desayunar y pan y embutido para mi bocadillo de mañana. Tras cenar y escribir mi diario me voy a la cama a las 21:30.


DÍA 3 – 11/09/2011
Lugar y hora de salida – Coca – 09:45
Lugar de llegada - Ciguñuela – 18:10
Distancia recorrida – 73,9 km
Tiempo de pedaleo – 4h. 58 min

Me levanto a las 7:15 para poder empezar a pedalear temprano, desayuno, preparo el equipaje y cuando ya estoy lista para salir aparece Charo que me ha entretenido hablándome y diciéndome lo valiente que soy. Tras una cálida despedida me he puesto en marcha y siguiendo la recomendación de Charo y la de mi instinto he decidido hacer esta etapa por carretera para evitar los pinares.
Cuando paso por delante del hostal La Estación veo a dos ciclistas que se están preparando para salir, me saludan y me doy cuenta de que son los chicos que iban a Valladolid. Me paro a charlar con ellos y me cuentan que habían pinchado tres veces en los pinares y que hoy querían hacer la ruta por carretera, les digo que yo también y decidimos hacerla juntos. Nos presentamos, ellos son Javi y Oscar.
De vez en cuando hemos tenido que parar a preguntar en algún pueblo, que si por donde sigue el camino, que si donde hay una fuente, dónde una panadería, y siempre los lugareños muy amables nos han dado buenas indicaciones y deseado un buen viaje.
Al hacer toda la etapa por carretera ha sido bastante rápido, aún así íbamos parando a hacer fotos en los lugares pintorescos.
Antes de llegar a Puente Duero Oscar ha reventado la rueda trasera. Por suerte yo llevaba todo tipo de repuestos y entre ellos una cubierta nueva. Nos paramos a repararla y luego proseguimos la marcha.
Llegamos a Simancas a las 16:30 y nos paramos a comer en un sitio donde no parecían tener muchas ganas de atendernos, nos dicen que tienen la cocina cerrada y pedimos unos pinchos de tortilla, unos trozos de bacalao rebozado y de oreja rebozada que tenían ya hecho como tapas, y Oscar, además de pagarme la cubierta para que me compre una en la próxima tienda que encuentre, ha insistido en que ellos me invitaban a la comida, y yo se lo he agradecido.
Nos hacemos una foto en el castillo como recuerdo de nuestra etapa juntos y allí nos despedimos, ellos toman dirección a Valladolid y yo a Ciguñuela, que está a sólo 7 km según la guía y donde pretendo dormir esta noche.
La subida al pueblo ha sido un poco dura porque ya iba cansada y era todo cuesta arriba por una pista de arena, pero finalmente he llegado.
He preguntado por el albergue a un hombre que estaba sentado en la puerta de su casa y éste me ha indicado dónde vive el alguacil que es quien tiene la llave. He ido a buscarle y me ha acompañado al albergue. Tras enseñarme el albergue que grande y muy limpio y sellar la credencial me deja sola y comienzo con el ritual de todos los días: ducha, colada y lavar y engrasar bici.
He salido a dar una vuelta por el pueblo, que es bastante bonito. Hay una fuente que tiene una estatua de un peregrino sentado descansando y unos niños con sus bicicletas. La iglesia también es bonita y es el único sitio donde se coge algo de cobertura para el móvil porque está en un alto.
Junto a la iglesia hay un bar, el Mesón La Mielga, y decido entrar a tomar algo y relacionarme con la gente del lugar.
Está lleno de hombres mayores que están viendo en la tele una corrida de toros. Entre ellos está el hombre al que pregunté por el albergue que me reconoce y les dice a los demás, mira ésta es mi nueva vecina y ya todos se vuelven y me saludan y me preguntan si voy yo sola, que qué valiente, que mañana hasta dónde quiero llegar… Me pido una cerveza sin alcohol y le pregunto al hombre de la barra a qué hora abren para el desayuno y me dice que a las 9:00, a mi me parece un poco tarde y me ofrece la posibilidad de que me lleve un zumo y unas magdalenas para que desayune y así hago. También me cuenta que en Wamba, que será el próximo pueblo por el que pase hay una panadería muy buena donde podré comprar pan y enfrente embutido para hacerme el bocadillo, y que hay una iglesia famosa por su osario que es impresionante de ver. Le agradezco la información y tras despedirme me dirijo al albergue donde me ceno el bocadillo que no me había comido y prontito me voy a la cama tras escribir mi diario. Ha sido un día muy agradable y se ha agradecido algo de compañía tanto de Javi y Oscar como de la gente de Ciguñuela, ya que los otros dos días casi he estado yo sola. Y ademas me he dado cuenta de que estoy desarrollando un nuevo instinto para encontrar las fuentes en cada pueblo y seguir las flechas amarillas.

DÍA 4 – 12/09/2011
Lugar y hora de salida – Ciguñuela – 09:00
Lugar de llegada - Villalón de Campos – 16:30
Distancia recorrida – 79,10 km

Cuando he llegado a Wamba era demasiado temprano y la iglesia estaba cerrada, no he encontrado a nadie por la calle a quien preguntar, así que me he quedado con muchas ganas de ver el osario… habrá que volver. Siguiendo las recomendaciones de los bicigrinos para evitar las enormes cuestas, tras pasar Wamba he cogido la carretera hasta Peñaflor y de allí he bajado al Monasterio de la Santa Espina. Es muy bonito, aunque sólo lo he visto por fuera porque no sabía qué hacer con la bici… Luego he seguido hasta Valverde de Campos donde el camino discurre por una vía de tren desmantelada, pero había una subida un poco empinada y mucha piedra por lo que me he dado la vuelta para ir por la carretera (quizá me haya perdido algo bonito, nunca se sabe con estas decisiones...)
Cuando he llegado a Medina de Rioseco he dado un paseo por las calles céntricas de la ciudad, había muchísima gente y eso que era la una del medio día, no se podía ir subido en la bici, por lo que he echado pie a tierra y he ido pasando entre la muchedumbre. En una calle llena de tiendas he encontrado una tienda de bicis (bueno, era unas cosa rara porque más bien parecía como una especie de ferreteria o tienda de máquinas de coser o algo así, pero también tenían repuestos de bici) allí he comprado la cubierta de repuesto para reponer la que le presté a Oscar. Y ya de paso me he sentado en una terracita para matar el gusanillo y me he tomado un pincho de tortilla y un Aquarius para reponer energía.
Al salir de Medina de Rioseco tienes la opción de seguir el camino por el Canal de Castilla, y yo siguiendo las recomendaciones de los bicigrinos así lo hice, por el lado derecho. Y me alegré mucho, porque me parece un tramo muy bonito, el camino es una pista de tierra que discurre al borde del canal, hay muchos árboles que dan sombra y el paisaje es bonito. En el camino me he encontrado con dos hombres, jubilados según me dijeron, que estaban haciendo un descanso con sus bicis. Me han dado el alto y me he parado a charlar con ellos. Me preguntaban qué donde iba tan cargada, y cuando les he contado mi viaje me han dicho que soy muy valiente y hemos intercambiado opiniones sobre sillines, bicis, y Valeriano me contaba que él iba a ir en unos días a Galicia, que qué pena no coincidir allí para tomarnos una ración de pulpo juntos y que le contase mi experiencia. Me ha dado su dirección de email para que le envíe una foto de mi llegada al Obradoiro y le cuente qué tal me fue, por supuesto que lo he hecho, le mandé un email con la foto de mi llegada y de la ración de pulpo que me cené.
Ha sido agradable este ratito de charla que me ha servido para descansar un poquito, tras despedirnos continúo pedaleando siguiendo el canal hasta el tercer puente, donde paro a hacer unas fotos y ahí ya el camino tira hacia la izquierda separándose del canal dirección Tamariz de Campos.
Una vez que he llegado a Tamariz de Campos continúo por la carretera hasta Cuenca de Campos, siguiendo el consejo de un hombre que me ha preguntado si estaba haciendo el camino de Santiago.
Tras pasar Cuenca de Campos se coge una vía verde muy cómoda “El tren de la burra” que llega hasta Villalón de Campos.
Villalón de Campos es un pueblo más o menos grande, tras pasar por la plaza y hacer unas fotos voy siguiendo las indicaciones que guían hasta el albergue de peregrinos donde decido parar a descansar y hacer noche.
Cuando llego al albergue me recibe Ángel, el hospitalero, que muy amablemente me enseña el albergue, donde de nuevo estoy yo sola. Tras sellar la credencial me he pegado una ducha y lavado la ropa y le he dicho a Ángel que me iba a tumbar un rato a descansar mientras escribo mi diario, pero estaba cansadita y me he quedado dormida.
Me han despertado unas voces, son dos peregrinos que se quedan a pasar noche en el albergue. Por fin coincido con alguien!
Nos presentamos, son Javi y Pablo, dos hermanos de Vegas de Matute que también hacen el Camino de Santiago en bici.
Cuando ellos se han duchado y hecho la colada nos hemos ido los tres al supermercado a comprar algo para cenar. Hemos cogido muchos embutidos y pan, y batidos y zumo y galletas de chocolate para el desayuno. Y hemos cenado en el albergue con Ángel, que ha compartido su tortilla y su ensalada con nosotros. Hemos estado los cuatro charlando, pasando la bota de vino, y disfrutando de la compañía y las anécdotas de los demás, como la del hombre vestido de mujer…
Después de cenar Ángel nos ha invitado a tomar un café en un bar del pueblo, hemos ido dando un agradable paseo por la noche. No había momentos de silencio, siempre alguien tenía algo que contar.
Y luego tempranito a la cama para madrugar mañana.








DÍA 5 – 13/09/2011
Lugar y hora de salida – Villalón de Campos – 09:00
Lugar de llegada - León – 18:00
Distancia recorrida – 97 km

Después de desayunar en el albergue con Ángel nos hemos despedido y hemos empezado a pedalear los tres juntos. Nada más salir del pueblo ha llegado la primera duda, ya que el camino no estaba señalizado porque estaban haciendo obras, hemos intentado guiarnos por el mapa y nuestra intuición, pero hemos fallado y finalmente nos hemos perdido. Al final hemos conseguido llegar a una carretera y ya hemos continuado por carretera hasta llegar a Villada y ya desde allí a Grajal de Campos, donde nos hemos parado a hacernos una foto de recuerdo los tres juntos en el castillo.
Desde Grajal hemos retomado el camino original, y al llegar a El Burgo Ranero nos hemos separado, yo me he quedado allí a descansar un rato y comerme mi bocadillo y ellos han seguido pedaleando, puesto que habían quedado para comer con una amiga en Mansilla de las Mulas.
Después de un ratito de descanso y tras examinar bien las distancias y desniveles, me he propuesto llegar a León para hacer noche allí. Y a las 18:00 de la tarde estaba ya frente a la catedral, donde una pareja me hace una foto que apenas se ve, puesto que estoy en la sombra.
Desde la catedral llamo a mis padres para que me busquen algún alojamiento donde pasar la noche, ya estoy en el camino francés y a partir de aquí los albergues ya van a estar mucho más llenos, y como yo sé que con tanta gente no descanso bien, prefiero invertir un poco en una habitación y ganar en descanso.
Finalmente me reservan una habitación en la pensión “La torre de San Justo”, un sitio muy recomendable ya que la hostelera es muy agradable, la habitación está muy limpia y cuidada, tienen wifi en todas las habitaciones y un ordenador con conexión a internet gratis a disposición de los clientes. La bici se queda en un patio interior, por lo que no hay miedo de que se la lleven. Y el precio genial, 27 € la habitación por ser peregrina.
Me ducho, hago la colada y salgo a dar una vuelta para cenar. Pasear por León me trae muchos recuerdos de cuando estuvimos en junio… Después de dar una vueltecita hasta la catedral, decido entrar a cenar en un sitio muy normalito donde tienen un menú por 9,50 €. Pido macarrones con tomate, huevos fritos con patatas y picadillo y un flan. Después de cinco días pedaleando hay que empezar a darse buenos homenajes para reponer fuerzas.
Después de cenar ya estoy cansada y muerta de sueño por lo que vuelvo paseando a la pensión y me acuesto muy temprano.








DÍA 6 – 14/09/2011
Lugar y hora de salida – León – 09:30
Lugar de llegada - Rabanal del Camino – 17:30
Distancia recorrida – 77,2 km
Tiempo de pedaleo – 5h. 57 min

Salgo de la pensión con la bici ya cargada y me dirijo hacia la calle Ancha, en la misma pastelería donde desayunamos en junio me compro un bollo, un zumo y un trozo de empana y me voy a la plaza de la catedral, donde en un banco me siento a desayunar tranquilamente. La empanada me la guardo para comer.
Después de hacer unas fotos emprendo viaje pero tengo dudas de por dónde se sale de la ciudad y le pregunto a un hombre mayor que por dónde continúa el camino de Santiago y el hombre se pone a explicarme mil cosas y finalmente él tampoco lo tiene claro del todo. Al final un italiano al que ya antes le había preguntado me hace una señal desde lejos indicándome que ha encontrado las flechas, así que me despido del señor y empiezo a pedalear en esa dirección, cuando adelanto al italiano le doy las gracias y me contesta con un “buen camino” con acento italiano.
La salida de León es un rollo porque el camino está indicado para los peatones y te tienes que meter por calles en dirección prohibida y andar muy atento a las flechas, como es temprano no hay mucho tráfico.
Una vez que dejas la cuidad, tras esa última cuesta arriba y el polígono, el camino discurre todo el tiempo por una pista de arena, salvo algunos tramos de carretera.
La llegada a Hospital de Órbigo se me ha hecho muy rápida, he parado un ratito a hacer fotos al puente y un poco más adelante a coger agua en la fuente, que la recordaba de cuando estuvimos en junio.
De camino a Astorga he parado en el crucero de Santo Toribio donde una pareja de peregrinos extranjeros me ha hecho una foto, y ya desde allí comienza la bajada a Astorga.








Una vez en Astorga, y tras superar las empinadísimas cuestas por las que pasa el camino hasta llegar al centro, me doy un paseo en bici por la cuidad visitando la plaza. Luego tras hacer unas fotos en el Palacio Episcopal me he sentado en un bar frente al palacio a tomarme un Aquarius y a descansar. Tras una breve parada frente a la catedral para hacer unas fotos comienzo a pedalear.
Ahora se empieza a notar el ligero ascenso del camino, que sumado al enorme calor hace que sea un trayecto duro. De camino a Rabanal me he parado a la sombra de uno de los poquitos árboles que hay y se han parado 3 ciclistas y hemos hablado un ratito. Ellos iban a seguir a subir la cruz de Ferro, pero yo les he dicho que me quedaría en Rabanal.
El ascenso al pueblo con las cuestecitas es un infierno, preludio de lo que me espera mañana…
Al llegar al pueblo he buscado el hostal que me ha reservado Marina “El Refugio” que casualidad que es el mismo sitio donde cenamos y desayunamos en junio…
El hostal está bien, aunque el precio es un poco caro 35 € la habitación, pero no les funciona las conexión a internet que además es de pago.
Después de una merecida ducha y hacer la colada he salido a dar una vuelta por el pueblo, que sin duda es de los más bonitos que hay en todo el camino. He hecho muchas fotos a las calles y casas todo de piedra.
El hostal está justo al lado de la Iglesia, quien con sus campanas nos da las horas y las medias puntualmente. Espero que por la noche no suenen, pienso yo, porque el campanario está justo al lado de mi ventana.
A las 20:00 h vuelvo al hostal para cenar, pido el menú: ensalada de arroz, pollo asado con patatas y natillas. Estaba todo riquísimo, especialmente las patatas y el pollo.
Me subo a la habitación y mientras escribo el diario vuelven a sonar las campanas a las nueve en punto, espero que sean las últimas porque encima toca las horas dos veces!!!
Esta etapa se me ha hecho un poco dura porque es la misma que hicimos los cuatro en junio y me ha traído muchos recuerdos.
Ah, y sí, las campanas suenan toda la noche :(











DÍA 7– 15/09/2011
Lugar y hora de salida – Rabanal del Camino – 08:50
Lugar de llegada - Las Herrerías – 18:30
Distancia recorrida – 83,9 km
Tiempo de pedaleo – 6 h. 8 min

Tras un buen desayuno en el hostal con tostadas con mantequilla y mermelada, zumo de naranja y leche empiezo la subida a la Cruz de Ferro.
Hace ya bastante calor por la mañana y la subida se hace muy dura. Algún tramo más empinado lo he hecho empujando la bici, pero casi todo lo he hecho pedaleando.
A las 10:00 h he llegado a la Cruz de Ferro, una pareja me ha hecho unas fotos y he tirado una piedra al montículo de la cruz (tradición que se supone que si la cumples te da suerte para acabar bien el camino)
Tras esta primera subida un nuevo repecho hasta una base militar. Una vez arriba cuando he visto el cartel que avisa a los ciclistas de las grandes pendientes de bajada he parado para abrigarme un poco y he empezado a pedalear cuesta abajo hasta Ponferrada.
Antes de llegar a Ponferrada se pasa por Molinaseca, que es un pueblo también bonito.
En Ponferrada no he querido pararme demasiado, tan sólo a tomar unas fotos al Castillo. Pero he tardado bastante en salir de Ponferrada porque no era capaz de encontrar el camino. Al final he preguntado a cinco personas diferentes que me han ido indicando hasta conseguir salir de la cuidad. Eso sí, me he dado cuenta de que ya sé moverme en bici entre el tráfico de una ciudad.
Ahora el camino es un poco más llano hasta Pieros que empieza a subir hasta que se llega a Villafranca del Bierzo.
En el libro que llevo recomiendan tomar una variante por la montaña para evitar la fuerte pendiente de entrada a Villafranca, he decidido tomar la variante y maldita la hora porque he pinchado. He tardado unos 40 minutos en arreglarlo, era mi primer pinchazo en mi historia de ciclista, y encima teniendo que desmontar todo el equipaje, arreglarlo, montarlo todo de nuevo, a pleno sol a las tres de la tarde… Menos mal que he encontrado un arbolito y me he podido parar en esa sombrita.Mientras arreglaba el pinchazo se han empezado a escuchar truenos a lo lejos y el cielo se veía un poco oscuro en la dirección en que debía avanzar yo.
Después de arreglar el pinchazo he llegado a Villafranca del Bierzo y me paro en un bar a tomar un pincho de tortilla y un Aquarius, aprovecho para preguntarle a la camarera si cree que habrá tormenta y lluvia y me dice que sólo daban lluvia para la tarde.
Son las 16:00 y mi meta de hoy está a 20 kilómetros, me quedo un rato pensando qué hacer… si hacer noche en Villafranca o arriesgarme y continuar hasta Las Herrerías, sabiendo que puede ser que llueva. Al final he decidido continuar. El camino ya es casi todo cuesta arriba y se hace durillo. Se oyen truenos y hay algún relámpago a lo lejos pero de momento no llueve. Sólo me han caído unas pocas gotas hasta que he llegado a mi destino y hasta se han agradecido porque hacía mucho calor.
Se me ha hecho muy largo el camino desde Villafranca a las Herrerías porque ya estaba cansada, pero por fin llegué.
El hostal que me ha reservado Marina “Casa Polín…” está bien (aunque un poco caro 36 € la habitación), las vistas desde la ventana de la habitación son preciosas.
Después de ducharme y hacer la colada he llamado a la familia, como todos los días, y mientras hablaba con mi hermano se ha puesto a llover a mares. Por lo que decido bajar a cenar al bar del hostal, sin dar una vuelta por el pueblo. Y me alegro porque la cena estaba buenísima: un caldo gallego que es el mejor que he probado en mi vida, la señora me dejó la sopera en la mesa y me serví dos platos de lo bueno que estaba. Luego un plato de cinta de lomo con patatas y unas natillas.
Y después de cenar directamente a escribir el diario y a dormir, que estoy cansada.

DÍA 8– 16/09/2011
Lugar y hora de salida – Las Herrerías – 09:15
Lugar de llegada - Portomarín – 18:45
Distancia recorrida – 79,5 km
Tiempo de pedaleo – 6 h. 30 min

Hoy comienza la etapa reina, la subida al Cebreiro.
Nada más salir de Las Herrerías el camino empieza a subir y así hasta que llegas arriba.
El paisaje es precioso, espectacular, verdes montañas y valles surcados por el camino que discurre en un silencio sólo roto por los cencerros de las vacas que pastan en las laderas.
La subida al Cebreiro se me ha hecho eterna. La rodilla izquierda ya me empezaba a doler un poco y no he querido forzar mucho. Me he subido casi todo empujando la bici, ya que en algunos tramos las pendientes eran imposibles.
Cuando he llegado arriba me he desilusionado porque esperaba que hubiese el típico cartel con el nombre del puerto y la altitud, pero no había nada más que el pueblo. La misma pareja con la que me he ido encontrando varias veces a lo largo del camino me hace una foto. Tiene gracia porque siempre estamos adelantándonos, yo les adelanto en las cuestas abajo porque a ella le da miedo bajar rápido y ellos me adelantan en las cuestas arriba.
Después de la subida a Cebreiro el camino continúa subiendo hasta el alto del Poyo. Esta subida la he llevado mejor, sólo me he bajado de la bici en un par de tramos. Al llegar al alto me he encontrado con unos chicos que vi ayer. Allí he parado en un bar a tomar algo, estaba lleno de extranjeros. He entrado dentro y he pedido dos Aquarius y un bocadillo de jamón hecho con pan gallego. Ya estoy en Galicia!!!!!!!
Tras el tentempié vuelvo a la bici y comienza la bajada. Antes de llegar a Triacastela me he metido por una variante que era por camino, en vez de por carretera, y era una cuesta abajo llena de piedras, pedruscos y rocas. La he bajado encomendándome a todos los santos y por poco no me la pego en una curva… Hasta un francés al verme bajar tan rápido por allí ha dicho “olalá”
Más adelante me he cruzado con una carretera y mientras comprobaba en mi libro si era la misma carretera que había abandonado antes ha aparecido de nuevo la pareja de las cuestas que me ha confirmado que sí que es la carretera correcta que lleva a Triacastela y ya he terminado la etapa por carretera.
Cuando he llegado a Sarria no sabía qué hacer, si quedarme allí o seguir a Portomarín. Eran las 16:00 de la tarde. He decidido continuar a Portomarín por carretera (como me han recomendado un lugareño y un ciclista) y he cogido la carretera sabiendo que me quedaban 15 kilómetros de subidas. Se han hecho muy duros pero iba parando de vez en cuando a descansar, a sacar fotos… Iba agobiada porque no tenía casi agua y la carretera no pasa por ningún pueblo. Al final he encontrado una gasolinera y he parado para ir al baño, llenar el bidón y comerme un par de donuts con chocolate fondant…. Caprichito que me sabe a gloria jejeje
Después he continuado y tras cinco kilómetros de subida ya ha empezado la bajada a Portomarín.
Al llegar al pueblo he buscado el hostal “El Caminante” que me ha reservado Marina. Tras instalarme y ducharme y hacer la colada he salido a dar una vuelta por el pueblo mientras he llamado a la familia y a Marina.
Y resulta que Marina me tenía preparada una sorpresa, estaba conduciendo de camino a Portomarín con la bici en coche dispuesta a hacer conmigo la última etapa del camino. Tras la sorpresa y cambiar la habitación en el hostal (no sin llevarme una mala cara de las hostelera y una advertencia de que me cobrará más cara la habitación) he salido a cenar.
He buscado entre los restaurantes alguno que tuviese caldo gallego, me apetecía algo calentito y con lo rico que estaba el de ayer me apetece repetir. Al final he encontrado uno y pido de menú el caldo, lacón asado con patatas y un yogurt, menú gallego cien por cien. El caldo no estaba muy allá y el lacón me ha resultado muy grasiento, pero con tanta hambre que tenía me ha dado igual y no ha quedado nada en el plato.
Después de cenar he ido a la habitación y aprovecho que Marina deja su coche para aligerar un poco el equipaje, por un día pedalearé con algo menos de peso pero no mucho ya que sólo he podido desprenderme del saco de dormir y algo de ropa.
A las 23:00 llega Marina, nos instalamos y nos quedamos un buen rato de charla en la cama hasta que decidimos callarnos para dormir o mañana no podremos madrugar para pedalear. DÍA 9– 17/09/2011
Lugar y hora de salida – Portomarín – 08:35
Lugar de llegada - Santiago de Compostela – 20:30
Distancia recorrida – 98,1 km
Tiempo de pedaleo – 7 h. 11 min

Después de un desagradable enfrentamiento en el desayuno con la hostelera que nos ha cobrado una habitación individual y una doble nos preparamos para la salida.
Como no hay buena combinación de transporte desde Santiago a Portomarín, Marina irá en coche hasta Palas de Rey donde me esperará y allí ya pedalearemos las dos juntas.
Yo parto en bici desde Portomarín dirección Santiago. El primer tramo es por carretera, una eterna subida nada más empezar que ya me hace plantearme si realmente seré capaz de llegar a Santiago hoy, pues quedan más de 90 kilómetros y yo pensaba hacer este trayecto en dos etapas.
El día ha amanecido fresco y nublado y al poco empieza a lloviznar. Empiezo a notar algo de frío y veo que poco a poco me estoy mojando por lo que me paro a ponerme los neoprenos en los pies y el chubasquero.
Continúo camino y en una rotonda me equivoco de dirección, en vez de continuar por el camino que era una carreterilla estrecha en subida, he seguido por la carretera por la que venía. Unos metros más adelante hay unos chicos parados que están hablando sobre si se han equivocado de camino, les pregunto y tras consultar el mapa que llevan los tres nos damos la vuelta hasta retomar el camino correcto.
Este tramo discurre por carreteras pequeñas asfaltadas que van atravesando montañas, bosques y pequeñas aldeas. Es un camino muy bonito pero con un sube y baja que rompe las piernas y la moral de cualquiera.
Tras tener que pararme dos veces a colocar la cadena que se había salido y casi tres horas de pedaleo llego a Palas de Rey donde me espera Marina.
Decidimos tomar algo antes de continuar y en una cafetería nos tomamos una empanada y un Aquarius.
Comenzamos a pedalear, Marina está fresca y las subidas las hace más rápido que yo que tanto física como psicológicamente me he venido un poco abajo. Aún veo la meta muy lejos y estoy cansada.
Pasamos por Melide y con mucha pena no paramos a tomar su famoso pulpo, eran las 12:30 y no nos parecía una hora apropiada para comerlo (que pena…)
Continuamos camino y a eso de las 14:30 llegamos a Arzúa. Marina tiene hambre y paramos en un bar a comer. Tienen hamburguesas, platos combinados, sándwiches… Y ninguna de las dos se puede resistir a la tentación de comerse la hamburguesa más grande que tienen. Me daba miedo comer mucho y que luego me pesara la comida al pedalear.
Después de la comida Marina pierde fuelle y soy yo la que va mejor de fuerza. Las cuestas las voy subiendo poco a poco y Marina se va quedando atrás. En las cimas la espero.
En una de esas veo que tarda demasiado en llegar, y ya me daba la vuelta para ir en su busca cuando aparece tirando de la bici y me dice que ha pinchado. Le pregunto si tiene cámaras de repuesto y me dice que no. La “regaño” por ello y me pongo a cambiar su cámara pinchada por una mía nueva (ya no me quedan más cámaras nuevas, espero que no pinchemos más)
Una vez arreglado seguimos camino y decidimos hacer unos tramos por carretera y otros por camino. Aunque sinceramente veo más seguro hacerlos por carretera ya que no tenemos cámaras de repuesto y si pinchamos no podremos terminar… Por lo que finalmente decido que vamos a ir por carretera hasta llegar al aeropuerto y allí enlazamos con el camino original.
Este último tramo del camino original es precioso entre árboles. Las últimas cuestas antes de llegar al monte do Gozo son muy puñeteras y una de ellas la subo andando porque estoy cansada de verdad.
Cuando llegamos al monte do Gozo me embarga una emoción que no soy capaz de exteriorizar, en otras situaciones se me hubiesen saltado las lágrimas, pero no fui capaz, estaba súper feliz de verme allí y ver Santiago tan cerca.
Nos hacemos unas fotos y sello la credencial en la pequeña capilla y cuando ya nos íbamos a bajar a Santiago nos encontramos con unos chicos que habían roto la cadena y no sabían cómo arreglarlo. Me paro para echarles una mano y se la reparo yo, me lo agradecen y nos quieren invitar a tomar algo pero amablemente rechazamos la invitación puesto que ya es tarde y aún quiero llegar al Obradoiro antes de que se vaya el sol.
Iniciamos la bajada a Santiago y una vez en la ciudad las ganas de llegar a la Catedral me hacen estar impaciente y ya ni me fijo en las flechas amarillas, ni las señalizaciones, me limito a seguir a Marina que ya conoce el camino. Al llegar al centro histórico de la ciudad empiezo a emocionarme, es precioso!
Bajando unas escaleras Marina empieza a canturrear “chan chan chan…” y me doy cuenta de que esas escaleras bajan al Obradoiro. Cuando veo la plaza siento una sensación de libertad, felicidad, realización, autosuficiencia, superación y cansancio que me hacen no dejar de sonreír y alzar los puños en señal de victoria cuando Marina me saca las fotos de la llegada.Y allí en la plaza del Obradoiro tumbada en el suelo contemplando la belleza de la catedral con la música de las gaitas y los tambores de fondo me doy cuenta de que lo he conseguido, he conseguido llegar a mi meta. Tras un rato en la plaza haciendo fotos le digo a Marina que vayamos a la Oficina del Peregrino a recoger mi Compostela, son las 20:50 y cierran las 21:00, nos tiene que dar tiempo.
Cuando llegamos están casi cerrando, pero me dan mi diploma y ya con él en la mano nos disponemos a buscar nuestro hotel que está casi en la otra punta de la ciudad. Por el camino nos encontramos a un chico que nos pregunta si acabamos de llegar, le decimos que sí y él nos cuenta que llegó ayer y que había hecho el camino en una bici plegable! Madre mía!
Una vez en el hotel nos duchamos y vestimos y mando mensajes a todos de que ya he llegado a Santiago y me llaman Jaby y Elena para felicitarme y de paso me recomiendan que cenemos en la Bodeguilla de San Roque. Nos dirigimos hasta allí dando un buen paseo, pero perece la pena, las raciones son enormes y está todo riquísimo, nos tomamos una ración de pulpo y un plato degustación con croquetas, pastel de verduras, ensaladilla… Y luego de nuevo paseíto caminando hasta el hotel, donde las dos caemos rendidas en la cama.





































DÍA 10– 18/09/2011

Nos levantamos y tras dejar el equipaje en la consigna del hotel nos vamos a desayunar en una cafetería que anoche habíamos visto que tenían chocolate con churros. Es una cafetería pintoresca, de tipo antiguo, pero cuando llegamos no hay churros, así que Marina se pide unas tostadas y yo un cruasán, además de zumo de naranja y leche.
Después nos vamos a dar una vuelta por el casco antiguo de la ciudad, haciendo fotos de las calles y los edificios. Entramos a ver la catedral y guardo la cola, que no hay mucha, para abrazar al santo ya que le había prometido a mis abuelos que lo haría por ellos.





Y luego de nuevo paseo y de compras buscando algún recuerdo que llevar a la familia y amigos.
A las 16:00 sale el autobús de la estación por lo que decidimos comer pronto en el mismo sitio donde cenamos ayer, estaba tan bueno… pero al final se nos hace tarde y aún teníamos que ir al hotel, coger el equipaje, montarlo en las bicis y volver a travesar la ciudad hasta la estación de autobuses.
Por poco no lo perdemos, y encima tenemos follón porque en las oficinas no hay nadie para que podamos comprar os billetes, finalmente aclaro esto con el conductor y me dice que él mismo los vende, así que metemos las bicis en el maletero y emprendemos un cómodo viaje hacia Palas de Rey, donde nos espera el coche de Marina. Por el camino vamos pasando por los sitios por donde ayer mismo andábamos en bici, y los recuerdos empiezan a venir a mi cabeza, mira allí es donde pinchaste, allí donde nos paramos a descansar…
Una vez en el coche emprendemos viaje dirección Madrid por la A6 donde una “majísima” pareja de guardias civiles leoneses nos da el alto para multarnos por el portabicis… En fin, la mala anécdota del viaje.
A las 23:00 llego a casa, cansada, feliz y con miles de imágenes en mi cabeza y mil anécdotas que contar.


EPÍLOGO

Han sido nueve días de soledad, reflexión, alegría, conocer gente nueva, sentirme autosuficiente y capaz de cualquier cosa. Y de volver a darme cuenta de que puedo lograr lo que yo quiera sólo con proponérmelo.
Inicié el camino en un momento de mi vida donde me sentía fracasada y que había perdido todo lo que quería y al acabar vuelvo a ser quien era antes, una persona valiente que sabe conseguir lo que quiere.
Mientras escribo esto recuerdo la preocupación de mi familia y amigos cuando les dije que iba a emprender esta aventura yo sola porque necesitaba volver a sentir que era capaz de hacer las cosas por mí misma.
Lo he logrado sin ningún problema, sin ningún mal rato y volviendo con una gran fuerza y felicidad para seguir adelante y luchar por todo.
Quiero agradecer a todos los que me habéis apoyado en esto, vuestros mensajes de ánimo que en los momentos de cansancio me hacían sonreír y venirme arriba y me daban fuerzas para continuar.
También agradecer a todas las personas con las que he tenido el placer de encontrarme por el camino y compartir alguna etapa con ellos: Charo, la hospitalera de Coca por su cálida acogida. A Javi y Oscar, los primos madrileños con los que compartí mi tercera etapa y que son tan buena gente y con los que ya he quedado alguna vez después para hacer alguna rutita. A Ángel, el hospitalero de Villalón que me hizo sentir como en casa. A Pablo y Javi los hermanos de Vegas de Matute por su compañía en el albergue de Villalón junto con Ángel, por esa cena tan entrañable los cuatro, la etapa que hicimos juntos con vuestros consejos y vuestra paciencia conmigo y luego los mensajes que me enviabais cada noche preguntando qué tal me iba. A los dos jubilados con los que paré a charlar en el Canal de Castilla, Valeriano gracias por las fotos y presentaciones que me has enviado por email. Y a todas esas personas que en algún momento se han detenido a compartir un rato conmigo charlando, pedaleando junto a mí, compartiendo su experiencia y haciéndome sentir acompañada en este viaje en solitario.
A Jaby y Elena por todo el cariño que me han dado en los malos momentos y por su apoyo incondicional, y por prestarme el frontal y la bolsa que tan útiles me han sido.
A Marina por hacerme ver que está ahí, dispuesta a pegarse la paliza de viaje por estar conmigo en un momento importante, por su compañía, sus risas, su conversación y sus fotos,
Y también, por qué no, a la única persona que no ha creído en mí a quien tengo que agradecer el haberme metido el gusanillo de montar en bici en el cuerpo. Siento decirte que te has equivocado, ya ves, sí que soy capaz de llegar a Santiago. Me hubiera gustado que estuvieses allí para verlo.
Y sobre todo a mi familia, que siempre ha creído en mí y me han hecho ver lo mucho que valgo, muchas gracias a todos por ser como sois y por no dejarme sola.
Y a mi madre en especial porque estas palabras que me dijo cuando le expliqué por qué quería hacer este reto sola, nunca se me van a borrar de la mente: ”hija, tú no necesitas demostrar que eres capaz de hacerlo, siempre has sido muy “echá pa alante" y has logrado todo lo que te has propuesto”
Y así ha sido, mamá, y así será siempre.
Y esta aventura ha sido algo que nunca olvidaré.